Serie: El bosque de las palabras

El bosque de las palabras I
(46 x 27)
120 euros (vendido)


EL ESPEJO DEL BOSQUE DE LAS PALABRAS

La dolorida llama de tu pelo
en el verde de los árboles asustados
del bosque vallado,
como indios de la reserva.
Sobre el verde indeciso de la tarde
en que Miguel cuenta historias de fantasmas
tu rojo es una trampa de Rossetti
donde llora inaceptable la melancolía de la permanencia:
las esquinas oscuras de los segundos
conocen de los toboganes con filo de las horas.
Todo tan visto.

La novedad es una mano que toca la tierra
un rectángulo que enmarca la mano, precisa,
con una rama pequeña; "¡exacta!",
dice el estruendo de un eco.

Tan nuevo lo que se oculta y es; de siempre,
dejado al sol la lluvia el silencio
el crepitar oscuro de la vida en lo olvidado:
un arma cargada, no una trampa.

El anuncio fue en el bosque.
Al salir la mano de la tierra
empuñaba la pequeña puerta al universo.
Por un instante fue un silencio como de hablar todos.
Ahora nos miramos en el cuadro
como en un espejo.

RAFAEL LASSALETTA



El bosque de las palabras II
(46 x 38)
100 euros (vendido)



EL BOSQUE SECRETO

El curso, tus manos,
sigue un encuentro.
mucho más allá
de la constelación que hilvanas, vuelo
y alcanzo el vórtice del tiempo
dónde juntos naufragamos
ciega intención, hondo silencio.

Me abandono una vez más
en el bosque de este lienzo

VICTORIA EL. DÍAZ





El bosque de las palabras III
(46 x 38)
100 euros (vendido)

ES OCTUBRE EN EL BOSQUE


Es octubre en el bosque
las palabras tiemblan
junto a las hojas
muertas


CORADINO DE LA VEGA





El bosque de las palabras IV

(38 x 46)
100 euros

La niña salió del bosque corriendo con todas sus fuerzas y no se detuvo hasta cruzar la valla de su casa. Cuando recuperó el aliento, entró hasta la cocina. Su madre, que estaba preparando el almuerzo, al verla llegar emitió un gruñido cargado de enfado: otra vez traía el vestido manchado de tierra. La pequeña puso cara de traviesa y con otro gesto se disculpó. En el salón, el padre descansaba después de un duro día de trabajo en el campo. Golpeó el suelo con su bota embarrada; la niña acató la orden y se presentó ante él para recibir otra regañina. Con una tosca mirada de cariño y un gesto inquisitivo mezcla de temor y enfado, el hombre señaló el bosque prohibido a través de la ventana. La niña negó con la cabeza hasta que su padre se quedó tranquilo, corrió hasta su habitación y se escondió bajo la cama. Sabiéndose a salvo, sacó su tesoro del bolsillo del vestido. El fruto amarillento estaba demasiado maduro para ser apetitoso pero a ella le dio igual. Tras contemplarlo unos segundos se lo echó a la boca, paladeó su extraño dulzor y se lo tragó. Entonces cerró los ojos y esperó ansiosa. Y esperó. Y cuando empezaba a pensar que no pasaría nada, como un bostezo una nueva palabra fluyó incontenible hasta sus labios, "libélula" se oyó decir, y supo cómo llamar a sus bichos favoritos.

MARCO A. GARCÍA

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rebecca

Hurgando en ese vasto espacio exterior donde confluyen, sin saberlo, tantas aristas de los sueños, encontré tu serie sobre El bosque de las palabras. Apenas concluía un poema que se iniciaba con esas palabras. Y al dejar que el azar hiciera su búsqueda, aparecieron tus pinturas. Las coloqué en mi blog, con el respectivo enlace a tí y tu página. Esta es la ubicación:

http://embusteria.blogspot.com/2010/04/en-el-bosque-de-las-palabras.html

Hermoso tu trabajo y la exposición. Gracias

mery sananes

merysananes@gmail.com

desde un expaís llamado Venezuela